Siempre me han
dicho que soy una desconfiada y que tengo la coraza puesta. Siempre me han
reprochado que estoy a la defensiva, que soy una pesimista. Pero ¿alguien
alguna vez se ha parado a pensar por qué soy así? No he nacido con una armadura
de “chica fuerte e insensible”. Es más, soy de las personas más sensibles que
hay sobre la Tierra. Pero, lo que ahora soy, no tiene nada que ver con lo que
era. Y es que llevo acumuladas miles de decepciones y golpes en el corazón.
Porque, cuando confías en alguien y ese alguien te falla, algo cambia en tu
interior. Llega un momento, donde hasta la persona más buena, te hace pensar
que algo malo tiene. Que mientras estás con alguien, sabes que terminará
haciéndote daño. Y cuando la vida te sonríe, ya estás preparada para que te
haga llorar en cualquier momento. Porque cuando te han hecho tanto daño y han
jugado tanto contigo, es imposible volver a tener esa inocencia y confianza que
antes te caracterizaba. Y sí, sigo siendo la tonta que intenta creerse las
mentiras de los demás, que piensa que no hay malas intenciones, sino malos
entendidos. Pero, en el fondo, sé toda la verdad. Por desgracia (o por suerte),
mi instinto protector nunca me falla y sé quién terminará jugándomela. Este
modo de vivir o pensar, puede no parecer bien al resto del mundo, pero a mí me
ayuda a no sufrir tanto cada vez que me decepcionan. En parte, cuando te
esperas una decepción, te hace menos daño. Y así es como me convertí en una
roca, una roca con mil sentimientos por dentro, pero la más dura de todas por
fuera.
jueves, 29 de octubre de 2015
miércoles, 28 de octubre de 2015
Ese cuento de hadas...
Y es que mi
hobby favorito es morderte la sonrisa. Esa sonrisa que te sale cuando te digo
que me faltan palabras para decirte lo mucho que te quiero. Creo que nunca
llegarás a imaginarte lo mucho que significas para mí. Porque mi mayor refugio
son tus brazos y mi canción favorita, tus carcajadas. ¿Felicidad? Sólo era una
palabra más en mi diccionario hasta que llegaste tú y le diste significado. Y
es que si yo soy la niña de tus ojos, tú
eres el hombre de mis sueños. Y no, no eres perfecto, a veces te enfadas por
tonterías, llegas siempre tarde cuando quedamos y nunca te acuerdas de dónde
has dejado las cosas. ¡A la mierda la perfección! Me encanta desenfadarte a
base de cosquillas y besos; me desespero cuando llegas tarde pero adoro tu
sonrisa de disculpa ; y gracias a tu despistes, puedo jugar un ratito contigo y
verte buscar tus llaves como un niño busca a su amigo en el escondite. Y es que
llegaste a mi vida poco a poco, sin apenas darme cuenta y, así, sin más, te
hiciste un hueco en mi corazón que sólo tú puedes ocupar. Y, sin saberlo, te
has convertido en ese cuento de hadas que he soñado vivir desde que era un niña
y ¿por qué no? Lo has mejorado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)