domingo, 24 de febrero de 2019

Conexión

Perfecta sintonía. Química. Conexión.
Esa chispa que se enciende justo en el momento en el que nuestras miradas se cruzan. Entendernos solo con mirarnos, sin necesidad de palabras.
Conoces lo que quiero decir con cada una de mis expresiones, como un aprendiz que está descubriendo un nuevo idioma.

Nuestro idioma. 

domingo, 27 de enero de 2019

Love hurts.

Que mira que me avisaron: que el amor dolía.
Que te rompía por dentro dejando huecos que quizá ya nunca se llenarán.
Pero no hice caso.  Con mi espíritu kamikaze me entregué. Y di más de lo que tenía.
Quizá a alguien que no lo valoró o no supo hacerlo.

Y sé que me lo advirtieron: que iba a sufrir, que no todas las historias tenían finales felices; que el querer mucho a alguien no significa que ese amor fuera devuelto.
Y me dio igual. Te quise como nunca había querido a nadie. Te veía como luz en mis días más grises y era incapaz de imaginar un futuro si no tenía tu nombre.

Que ya me lo dijeron: el amor te hiere.
Que te eleva a lo más alto para luego tirarte al suelo, de un golpe. Y cuanto más alto te haya hecho llegar, más te dolerá la caída.
Pero me dio igual. Tus ojos eran mi faro y tus brazos mi refugio. Y me encantaba perderme en la constelación que formaban tus lunares. Y quedarme dormida escuchando tu respiración.

Pero sí, llevaban razón: el amor duele.
Y nadie sabe cuánto hasta que no le toca.
Porque tu adiós fue como una bala: rápida y dolorosa. Me dejó sin vida o quizá se me fueron las ganas de vivir si no eras tú quien iba a mi lado.

El amor duele.
Mucho.
Y tú,

Tú me sigues doliendo.

domingo, 20 de enero de 2019

¿Te atreves?

Es difícil, lo sé.
Sé que es complicado quererme como yo quiero.
Porque me baso en los pequeños detalles, en esos que ya nadie tiene.
En un “buenos días, cómo has dormido”. 
En “te recojo a la salida y hablamos”. 
En un beso fugaz. Un roce sin querer. 
Que me cojas de la mano cuando vamos por la calle. 
El cambiar la fiesta del sábado noche por una de pelis y manta juntos. 
En miradas cruzadas cuando nadie se da cuenta. 
Que me escuchen cuando quiero desahogarme y que me abracen si lo necesito.
En besos en la frente. 
En “aconséjame libros” porque sabes que adoro leer. 
En regalos hechos a mano; una carta, un disco con nuestras canciones o la entrada del cine de alguna peli a la que fuimos juntos… cualquier  cosa me vale. 
Que te acuerdes de mí sin motivo ni razón; sólo porque me quieres; sólo porque te quiero.

Detalles pequeños; pequeños detalles.

Enormes para mí.
Suficientes para que mi corazón te haga un hueco.


¿Te atreves? 

domingo, 13 de enero de 2019

A mí me vale con que aparezcas tú.

A mí me vale con que aparezcas tú. Con esa sonrisa que borra todo lo malo. Con esos labios que invitan a rozarlos. Con tus ganas. Con tus sueños, que llenan esa cabecita tuya. Y que me cojas de la mano. Y me la aprietes fuerte. Un “estoy aquí” sin palabras.
Que me abraces por la espalda. Y que sepa que eres tú porque reconozco la sensación que tengo cuando estoy contigo. Porque hueles a sueños cumplidos, a un futuro juntos, a la esperanza de algo mejor.

Me vale con que aparezcas. Y te quedes. A mi lado. Junto a mí. De la mano.

domingo, 30 de diciembre de 2018

Al 2019 le pido...


No, no voy a hacer el típico texto que hago año tras año recopilando los buenos momentos y  personas que me ha dado. Pues creo que este 2018, se ha quedado un poco corto en cuanto a eso… Ha sido para mi vida un año sin más, pocas cosas a resaltar y muchos bajones.
Así que no, no hay resumen de él.
Hoy quiero pensar en el 2019, depositar todas mis esperanzas en él y, obviamente, en mí.
Y es que soy muy ambiciosa y quiero mucho para este año, mucho.

Al  2019 le pido…
No echar de menos a quien no lo merece.
Más fuerza y menos vergüenza.
Echar fuera  los complejos.
Valentía para seguir (un poco más) todos y cada uno de mis sentimientos.
Paciencia con los que más me quieren.
Mucho más optimismo.
Creer en mí.
Tener a mi lado a los míos.




…Y, ya que me pongo, una plaza fija.

domingo, 23 de diciembre de 2018

Te aferras...

Nunca había querido tan fuerte.
Nunca me habían querido tan mal.
Supongo que, por desgracia, la mayoría de las veces va unido.
Da pena ver cómo te enganchas de eso que te hace tanto daño.
Cómo te aferras a algo que no es, y nunca será.
A ese “va a cambiar” que repites sin creértelo del todo.
Qué listos nos creemos y qué tontos somos al final.
Cuánto amor damos a aquel que sólo da palos.
Cuántas lágrimas derramamos, por el que se ríe de nosotros.
Pero así somos.
Puro corazón, que ciega a una mente que se niega a ver la realidad.

Puro corazón, con sentimientos que tienen a equivocar..

domingo, 16 de diciembre de 2018

La vida es como un libro.

Y es que si la vida es como un libro, hay que saber cuándo cerrar capítulos para empezar uno nuevo.

Y es que como en los libros, la vida tiene diferentes capítulos, etapas.

Etapas donde el protagonista se siente perdido, decepcionado e incluso solo. Pero siempre hay una mano amiga para volver a dirigir su camino, alguien que le hace levantarse. Esos personajes secundarios pero indispensables.
Otras etapas donde todo sale bien, donde la felicidad llena cada una de las páginas.
También hay un capítulo determinante para el resto de la historia: un accidente, un nuevo trabajo, un éxito conseguido, la aparición del amor… Cualquier hecho que dé un giro a nuestra vida, bueno o malo.

En cuanto a los personajes, encontramos los que están desde principio a fin, los que en algún capítulo dejan de ser tan importantes, los que siempre aparecen cuando más se les necesita, los que parecen buenos y luego no lo son tanto, los que se ganan tu cariño aunque sólo aparezcan en unas cuantas páginas, los que te hacen conocer un poco más de cerca el significado de la palabra amor…

Y por último estás tú. El personaje principal de tu libro, tu historia, tu vida.
El que va a marcar el camino a través de sus decisiones. El que tendrá que afrontar cada principio y cada final, el que se encargará de pasar página o de seguir leyendo el mismo capítulo una y otra vez…